A la comprensión por la experiencia. Es

A la comprensión por la experiencia.

A través del tiempo. 1993.El Doctor en Psiquiatría Brian Weiss relata sus investigaciones iniciales en busca de referencias sobre la reencarnación tras sus primeros pasos en la técnica de la terapia de vidas pasadas.

Tras su excepticismo inicial empieza a investigar si otros terapeutas en el pasado llegaron al mismo descubrimiento. También investiga acerca del tratamiento que sobre la reencarnación hacen las diferentes religiones y cómo los principales credos monoteístas no la han mantenido en su doctrina a pesar de que algunos de sus practicantes comparten esta evidencia.


A la comprensión por la experiencia.

A menudo un paciente nuevo o un asistente a mis talleres de trabajo me confiesa:

Me interesa mucho experimentar la regresión a vidas pasadas, doctor Weiss, però me resulta difícil aceptar el concepto de reencarnación.

Si usted piensa lo mismo, no es el único. Muchas de estas personas necesitan aclarar ese tema antes de iniciar el proceso de regresión; en estos casos suele ser una parte preliminar de la terapia y se convierte en un tema habitual para preguntas y respuestas en mis conferencias y talleres de trabajo. Antes de mis extraordinarias experiencias con Catherine, yo mismo era muy escéptico sobre el concepto de la reencarnación y el poder curativo de la regresión a vidas anteriores. Incluso después tardé varios años más en decidirme a sacar a la luz mis nuevas creencias y experiencias.

Aunque la terapia de Catherine había cambiado radicalmente mi modo de comprender la naturaleza de la vida y de la curación, dudaba en comunicar a otros estas profundas experiencias, pues temía que mis amigos y colegas me consideraran «chiflado» o «raro».

Por otra parte, había recibido una nueva confirmación de lo eficaz que resultaba la terapia de vidas pasadas al haberla aplicado con éxito a otros pacientes. Sabía que era necesario aliviar mi malestar, resolver ese asunto, de modo que fui a la biblioteca médica para ver si podía obtener más información. Como médico lógico y acostumbrado a usar la mitad izquierda del cerebro, me agradaba esa solución al problema y esperaba que existiera dicha confirmación de mis experiencias. Si yo había hallado por casualidad ese recuerdo de vidas pasadas, estaba seguro de que otros psiquiatras que también utilizaban las técnicas de hipnosis debían de haber tenido experiencias similares. Tal vez alguno de ellos hubiera tenido la valentía de explicarlas.

Me desilusionó encontrar publicadas muy pocas informes sobre el tema, aunque excelentes. Descubrí, por ejemplo, la documentación del doctor Ian Stevenson sobre casos de niños que parecían recordar detalles de vidas precedentes. Muchos de esos detalles fueron corroborados por investigaciones posteriores. Esto era muy importante, pues ayudaba a proporcionar una prueba válida del concepto de la reencarnación. Pero había poco más que ver y casi nada, por cierto, sobre el valor terapéutico de la regresión a vidas pasadas.

Salí de la biblioteca aún más frustrado que cuando entré. ¿Cómo era posible? Mi experiencia personal ya me había permitido elaborar la hipótesis de que el recuerdo de vidas pasadas podía ser un instrumento terapéutico útil para varios síntomas psicológicos y físicos.

¿Por qué nadie más informaba sobre su propia experiencia? Más aún: ¿por qué la bibliografía profesional casi no menciona experiencias de vidas pasadas que hubieran surgido durante la hipnoterapia clínica? Parecía improbable que sólo yo las hubiera tenido. Sin duda a otros terapeutas les habría pasado lo mismo.

Mirando hacia atrás me doy cuenta de lo que deseaba en realidad: que alguien hubiera hecho ya el trabajo que yo iba a emprender. Por entonces sólo podía preguntarme si otros psicoterapeutas dudaban tanto como yo en investigar más sobre ese tema. Una vez revisada toda la bibliografía, me sentí dividido entre la intensidad y la realidad de mis propias experiencias directas y el temor de que mis nuevas creencias sobre la vida después de la muerte y el contacto con maestros-guía no fuera, personal y profesionalmente, «apropiado».

Decidí consultar otra disciplina. De mi curso de religiones en la universidad de Columbia, recordé que las grandes tradiciones de Oriente, el hinduismo y el budismo, tenían la reencarnación como dogma central y aceptaban el concepto de vidas pasadas como aspecto básico de la realidad. También había aprendido que la doctrina sufí del Islam tenía bellísimas tradiciones de reencarnación expresadas en poesía, danza y canto.

En realidad no podía creer que, durante los milenios de historia de las religiones occidentales, nadie hubiera escrito sobre experiencias como la mía. No podía ser que yo fuera primero en recibir esa información. Más adelante descubrí que tanto en el judaísmo como en el cristianismo las raíces de le creencia en la reencarnación son muy profundas.

En el judaísmo existe, desde hace miles de años, una creencia fundamental en la reencarnación o gilgul. Esta creencia fue piedra angular de la fe judía aproximadamente hasta el año 1800 o 1850, época en que las comunidades judías de la Europa oriental tuvieron que transformarse ante la necesidad de «modernizarse» y de ser aceptadas por la sociedad occidental, más científica. Sin embargo, la creencia en la reencarnación había sido fundamental y común hasta esta época, hace menos de dos siglos. En las comunidades ortodoxa y jasídica, la fe en la reencarnación continúa incólume hasta hoy. La cábala, literatura judía mística que data de muchos milenios atrás, está llena de referencias a la reencarnación. El rabino Moshe Chaim Luzzatto, uno de los más brillantes eruditos judíos de los últimos siglos, resume así la gilgul en su libro The Way of GodEl Camino de Dios»): «Una sola alma puede reencarnarse varias veces en diferentes cuerpos y, de esta manera, rectificar el daño hecho en encarnaciones anteriores. De modo similar, también puede alcanzar la perfección que no alcanzó en encarnaciones anteriores».

Cuando investigué la historia del cristianismo, descubrí que le emperador Constantino en el siglo IV había borrado del Nuevo Testamento antiguas referencias a la reencarnación cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del imperio romano. Al parecer, el emperador consideró que el concepto de la reencarnación amenazaba la estabilidad del imperio. Si los ciudadanos creían que tendrían otra oportunidad de vivir, podían mostrarse menos obedientes y respetuosos de la ley que quienes creían en un único Juicio Final para todos.

En el siglo VI, el II Concilio de Constantinopla repaldó el acto de Constantino declarando oficialmente que la reencarnación era una herejía. Como Constantino, la Iglesia temía que la idea de varias vidas anteriores debilitara y socavara su creciente poder, brindando a los seguidores demasiado tiempo para buscar la salvación. Estaban de acuerdo en que era necesario el látigo del Juicio Final para asegurar las actitudes y la conducta correctas.

Durante la misma era cristiana primitiva que llevó al Concilio de Constantinopla, otros padres de la Iglesia, como Orígenes, Clemente de Alejandría y san Jerónimo, aceptaban la reencarnación y creían en ella, al igual que los gnósticos. Aún en el siglo XII, los cátaros cristianos de Italia y del sur de Francia (Occitania) fueron sometidos a toda clase de brutalidades por su creencia en la reencarnación.

Mientras reflexionaba sobre la nueva información recogida, comprendí que los cátaros, los gnósticos y los cabalistas tenían, aparte de su creencia en la reencarnación, otro principio en común: que la experiencia personal directa, más allá de lo que vemos y conocemos con nuestra mente racional o lo que nos enseña una religión determinada, es una gran fuente de sabiduría espiritual. Y esta experiencia personal directa fomenta poderosamente el crecimiento espiritual y personal. Lamentablemente, como podían ser seriamente castigados por las creencias no ortodoxas, esos grupos aprendieron a mantenerlas en secreto. La represión de las enseñanzas sobre vidas anteriores no ha sido espiritual, sino política1.

Así empecé a comprender los porqués. A mí también me preocupa la posibilidad de ser castigado por mis creencias si las hacía públicas. Sin embargo, sé que la gente tiene derecho a gozar de los instrumentos de crecimiento y curación, y he visto por experiencia médica propia que la regresión a vidas pasadas puede curar y transformar la vida. También sé que los pacientes se vuelven mejores y más útiles como miembros de una sociedad y una familia, con mucho más que ofrecer.

Pero incluso después de publicar Muchas vidas, muchos maestros, yo seguía esperando una reacción negativa. Esperaba que los médicos me pusieran en ridículo, que mi reputación se viera manchada e incluso quizá que mi familia tuviera que sufrir por ello. Mis temores eran infundados. Aunque sé que uno o dos colegas han comentado que «el pobre Brian, que está perdiendo la chaveta», en lugar de perder amigos y colegas, gané otros nuevos. También comencé a recibir cartas, cartas maravillosas, de psiquiatras y psicólogos de todo el país, que habían tenido experiencias como las mías pero no se habían atrevido a hacerlas públicas.

Esto fue para mí una profunda lección. Había corrido el riesgo de documentar y presentar mis experiencias al público y al mundo profesional; mi recompensa era conocimiento, validación y aceptación. Por añadidura, había aprendido que el conocimiento no siempre comienza con la lectura de estudios en las bibliotecas. También se puede obtener conocimiento examinando la propia experiencia. La intuición puede guiarnos al intelecto. Los dos pueden nutrirse e inspirarse mutuamente. En mi caso, así ha sido.

Cuento todo esto porque sus preocupaciones, el tira y afloja entre su conocimiento intelectual y su experiencia, pueden ser esencialmente similares a los míos. Muchas personas han tenido las mismas experiencias y creencias que usted, tal vez muchas más de las que se imagina. Y muchas de estas personas se resisten a comunicar sus experiencias por los mismos motivos que usted. Otros quizá las expresen, pero en privado. Es importante mantener la mente abierta, confiar en la experiencia propia. No deje que el dogma y las creencias ajenas resten validez a su experiencia personal y a su percepción de la realidad (…).

Doctor Brian Weiss. A través del tiempo. Primera edición castellana en rústica de la Editorial Vergara. Páginas 45 a 50.
Corrección respecto la versión inglesa original: Loto Perrella.


Nota:

Joseph Head and S. L. Cranston. Reincarnation: The Phoenix Fire Mystery (Reencarnación: el misterio del fuego del ave fénix). Portada.1Véase: Reincarnation: The Phoenix Fire Mystery (Reencarnación: el misterio del fuego del ave fénix), de Cranston & Head, un estudio excelente de la historia de la interpretación política y social de la idea de la reencarnación en occidente.