José Luis Cabouli: «Tu ego no soporta toda la verdad».
La Vanguardia. Sábado, 23 de Agosto de 2003. La Contra.
José Luis Cabouli: «Tu ego no soporta toda la verdad».
Tengo 52 años. Nací en Buenos Aires. Fui cirujano plástico, pero de los que no se hacen ricos, y hoy soy terapeuta regresivo. Tengo un hijo de 10 meses y otro de 20 años. Creo que en esta vida purgamos errores de vidas anteriores que debemos subsanar con amor y traumas terribles de los que debe librarse al recordarlos nuestra conciencia.
José Luis Cabouli. Foto: José María Alguersuari.
Terapeuta Regresivo.
Un paciente me decía que tenía un dolor de estómago que se le acentuaba en discusiones de pareja por sus propios ataques de celos.
–¿Qué le recomendó?–
–Le pedí que me describiera el dolor y me dijo: «Es como si tuviese un puñal clavado en el estómago». Yo tomé la frase de forma literal, como haría el propio subconsciente de mi paciente, y le interrogué hasta que llegó a la experiencia causante del síntoma.–
–¿Una úlcera?–
–Una pelea en una taberna en la que mi paciente acaba de descubrir que su mujer le ha sido infiel y el otro le apuñalaba.–
–Entonces es normal que le doliera…–
–No, es que la pelea fue en una vida anterior. En la terapia revivió la rabia, el odio, la ira y la desconfianza hacia su mujer y se liberó. Porque cuando la muerte sucede en segundos, la conciencia se queda atrapada en el estupor antes de comprender que ha muerto.–
–¿Y cómo recuerda ahora él que fue otro?–
–Al pasado sólo se llega por la emoción, así que intento que el paciente no razone, que evoque sensaciones y sentimientos.–
–Buf, vaya culebrón.–
–No crea si no quiere en la vida pasada, pero sí en el subconsciente que, como decía Sábato, es más real que la realidad. Entonces intentaremos agotar todas esas sensaciones desagradables para que pueda liberar su conciencia congelada en el tiempo por el pasmo de la muerte súbita.–
–¿Y si el dolor es culpa de una úlcera?–
–Entonces el paciente ya no hubiera llegado a mi consulta. Lo que le sucede es que cuando se encuentra frente a una situación parecida a la de anteriores vidas, se reanuda el síntoma del dolor en el vientre, porque su conciencia está atrapada en ese instante. Yo intento que reviva intensamente todas aquellas emociones de rabia y dolor para que su conciencia puede desprenderse de ese cuerpo que ya no tiene nada que ver con él.–
–¿Y si él se ha inventado todo eso de la pelea o, sugestionado, lo saca de una película?–
–Ya le he dicho que hay quien cree que esos episodios revividos son meras fantasías del subconsciente: bueno, en cualquier caso para el subconsciente cualquier cosa que conoce es verdadera. Así que si agota ese dolor liberará al paciente de su propio fantasma. A la certidumbre de que su trauma sea anterior a su propia vida tal vez llegue más tarde.–
–¿Cómo recordaría yo otras vidas?–
–Para empezar, a la terapia regresiva no se puede ir por curiosidad, hay que llegar por necesidad por un síntoma inexplicable. Ese síntoma presente nos llevará al trauma pasado a través de las emociones que se reviven. Y hay tres grandes momentos donde se expresan esos traumas anteriores: la muerte, la experiencia fetal y la primera infancia.–
–¿Usted recuerda su nacimiento?–
–Sí. He revivido las emociones de querer salir, el frío de la sala, sensaciones de compresión, de ahogo… Pero soy incapaz de evocar imágenes. Y he tenido una paciente que recordó su rabia por la ausencia de su madre…–
–¿En el parto?–
–Sí, su madre dormía anestesiada y fue la hermana de su madre, su tía, quien en realidad la lavó cuando nació y después me explicó que tuvo siempre una relación muy especial con aquella tía suya y, en cambio, mantuvo cierta distancia con su madre. Lo curioso es que nadie le había explicado antes que su madre fue anestesiada en su alumbramiento.–
–Tal vez lo oyó sin saberlo…–
–Yo creo que lo vivió y lo puede recordar. ¿Por qué no? Además, existe una analogía clara entre el trauma sufrido en vidas pasadas y el nacimiento. Por ejemplo, las muertes por ahorcamiento o de anoxia en otra vida suelen reflejarse en circulares de cordón en el momento del parto en la vida actual.–
–¿Y no puede tratarse simplemente de un mal recuerdo de infancia?–
–Yo fui cirujano antes de dedicarme a la terapia regresiva, tras familiarizarme con los trabajos del doctor Morris Netherton. Una de mis pacientes sufría dolores continuados e inexplicables en la espalda con contracturas continuas…–
–¿Postura incorrecta? ¿Estrés?–
–La intervinimos dos veces y le llegamos a quitar parte del hueso de la escápula sin resultado. Yo probé la terapia de Netherton y llegamos juntos a revivir una experiencia de tortura en la edad media.–
–¡Vaya película!–
–Pues dio resultado. Y yo mismo sufría una gastritis inexplicable hasta que reviví una batalla en una vida anterior en la que me clavaron una lanza.–
–Pues yo prefiero la gastritis, oiga.–
–El subconsciente te lleva allí donde la conciencia tiene que trabajar en liberarnos de una experiencia traumática.–
–¿Y las tremendas bacanales romanas no se pueden recordar?–
–Los recuerdos agradables no dejan huella. Los traumas se superan al revivirlos y al compensar tus propios comportamientos mezquinos, egoístas o crueles con un nuevo amor que recupere el equilibrio universal.–
–¿Y si no puedo evocar ninguna vida anterior?–
–El bloqueo en la terapia sólo se produce cuando el paciente tiene algo que ocultar y emplea su energía en que no aflore. Tu ego no soporta toda la verdad porque es demasiado humillante y tratas de ocultarla.–
–¿Y haber sido Cleopatra o Napoleón…?–
–No he conocido nunca a ningún paciente que hubiera tenido una vida anterior célebre o glamourosa. Todos recuerdan vidas y muertes crueles de ignotos y desgraciados seres humanos.–
Lluís Amiguet.
Un paso.
Fue un paso muy pequeño para la humanidad, pero muy grande para mí, pero no consigo recordar el momento de mi nacimiento con nitidez a pesar de que me he dejado algunas horas en el trance, lo cual no impide que les invite (no hay peligro alguno) a intentarlo a partir, como dice Cabouli, de sensaciones: olores, frío y calor, ruidos, luces… Y una vez descubiertos los misterios del propio parto, la eternidad. La metampsicosis o trasmigración de las almas es un acto de fe común a varias religiones y una posibilidad que acarició el psicoanálisis jungiano. Ahora intento acercarme a la terapia regresiva con una creo que saludable distancia que les recomiendo, aunque no veo mayor riesgo en el lance que el que acecha a sus carteras. Y de ése aquí sabemos cuidarnos.