Entrevista a Ennio d’Alba
Nota introductoria
El sistema espiritual de Ennio d’Alba funciona sobre la base de una serie de regresiones. Pero no se trata de regresiones para saber si en el pasado fuimos Napoleón o Cleopatra (extrañamente, en las regresiones, todo el mundo fue un personaje famoso…). Es una regresión en la que la persona busca establecer, o restablecer, la unión con su subconsciente, que es el que le guía y le asesora en esta vida. Para ello ha de realizar varias sesiones en las cuales el instructor le conducirá a otra dimensión donde recibirá información y consejos que le serán útiles en su vida y le conducirán, si la persona quiere, a emprender un camino espiritual.
Hay muchos tipos de regresiones, y muchos maestros, cada uno de ellos tiene su sistema y su finalidad. El de Ennio d’Alba es único y, en España, la única persona capacitada y autorizada a realizarlas es Loto Perrella, que trabajó muchos años con él en Barcelona, asistiéndole en las sesiones en las que actuaba de trraductora, y en Roma, a donde acudía regularmente, que tradujo su libro «El despertar de la divinidad en el hombre», y que estuvo con él en los días finales de su vida.
Loto Perrella.
Barcelona. Martes, 2 de abril de 2024.
https://radionicat.wordpress.com
Introducción
Este breve cuaderno1 se distingue de los demás por haber nacido de una necesidad que surgió cuando Ennio d’Alba autorizó a algunos de sus discípulos a actuar como instructores según su método.
Por primera vez, entonces, el instructor tiene que responder a las preguntas de sus alumnos, que, con toda razón, quieren saber quién es Ennio d’Alba, en qué escuelas se basa su enseñanza, a través de qué maestros se formó, cuál fue, en esencia, su recorrido espiritual.
Así que se lo preguntamos directamente a Ennio d’Alba, en una entrevista en la que tuvo la amabilidad de facilitarnos la información que se le pedía, con el fin de proporcionar respuestas exactas.
La entrevista se grabó el 18 de febrero de 2003, y de ella se extrajo este cuaderno.
Marinella Bonasso y Anna Maria Venturini
La vida
Ennio Cafagna, cuyo nombre místico es Ennio d’Alba, nació en Roma el 26 de septiembre de 1926. Creció en una familia que le dio una educación, acorde con la época, en la que se prestaba mucha atención a las necesidades físicas del niño y poca a las emocionales y psicológicas.
Es un niño introvertido, se siente solo y poco comprendido por sus estrictos padres, que intentan doblegar su ya desarrollada voluntad, incluso con castigos corporales, y se ayuda de la imaginación de la que está abundantemente dotado.
Además, es muy curioso y persigue a todo el mundo con preguntas constantes.
En la escuela hace poco, durante toda la primaria y los dos primeros años de secundaria los profesores no aprecian a un alumno que parece distraído y le ponen malas notas.
Entonces la imaginación creativa y la visualización, pues de eso se trataba, eran palabras sin sentido, pero el pequeño Ennio conoce por fin a un profesor, un sacerdote inteligente, que le comprende y le ayuda a entregarse a los estudios.
A los 12 años, siente la necesidad de leer libros diferentes, insólitos, que le guíen por un camino que siente como propio, por el que todavía anda a tientas.
Se siente especialmente atraído por las disciplinas del yoga, cuyos ejercicios también practica, y por la teosofía. En aquella época en Roma no era fácil conseguir textos sobre esos temas, había pocas librerías que tuvieran; él descubre una en la Piazza Colonna y se convierte en un asiduo visitante.
Su adolescencia transcurre tranquilamente entre amigos y lecturas, le gustan las chicas, se enamora con facilidad, idealizando el objeto de su amor.
Luego, los intereses que cultivó de adolescente pasan a un segundo plano ante las prioridades de la vida. Se casa pronto y deja Roma para trasladarse a otra ciudad por motivos de trabajo.
Sin embargo, el matrimonio no funciona y llega la ruptura.
Esta separación, con la decepción y el dolor que le siguen, es un acontecimiento muy importante en su vida, que le obliga a mirar dentro de sí mismo y a retomar el hilo de su búsqueda interior.
El camino espiritual
En aquella época, Ennio leía mucho, aprendió muchas filosofías orientales y occidentales, se interesó por las antiguas escuelas de misterios y el hermetismo y, «por casualidad», encontró en una revista un anuncio de una escuela rosacruz, en la que se matriculó inmediatamente.
La escuela enriqueció su cultura esotérica y hermética, pero para recibir las 12 iniciaciones tenía que viajar periódicamente a Lugano.
Mientras tanto, medita y en la meditación establece contacto con Brunilde, su Subconsciente, que se le aparece por primera vez vestida de guerrero y comienza a guiarle, haciéndole recuperar antiguas iniciaciones recibidas en vidas pasadas y sugiriéndole las etapas de lo que luego será, a lo largo de muchos años y con muchas modificaciones posteriores, el «camino» espiritual, tal como lo conocemos hoy.
Brunilde le acompaña, es su maestra durante muchos años, porque Ennio, hecho absolutamente excepcional, a diferencia del resto de todos nosotros, no tuvo un maestro humano que le acortara el camino. De ella extrae también la inspiración para los poemas que empieza a publicar.
Por consejo de Brunilde, elige su nombre místico, que sustituirá al suyo según la costumbre, para trabajar en la esfera espiritual.
Un día, Ennio se encuentra en Alba (Piamonte). De repente le llama la atención la imagen de los cuatro evangelistas en la fachada de la catedral bajo la forma de sus respectivos animales, cada uno representando una de las cuatro constelaciones que forman la «gran cruz fija» de la astrología: Acuario, Leo, Buey [Toro], Escorpio, cuyo símbolo es el Águila. Juntos forman el nombre de ALBA.
Los evangelistas también simbolizan los cuatro elementos: aire, fuego, agua y tierra, elementos que también están representados por cada una de las letras hebreas que forman el nombre Jahve. Simbólicamente, es una imagen completa de la Creación, y así comprende la razón de su nombre, que le sugirió Brunilde.
Durante ese tiempo da conferencias, celebra seminarios en los que también se hacen ejercicios de visualización, intenta difundir lo que ha aprendido y que ya forma parte íntima de sí mismo.
También escribe algunos de sus cuadernos2, y toma forma el primer volumen de «El Despertar de la Divinidad en el Hombre»3, que más tarde será traducido al alemán y luego al español.
También en esa época entra en contacto con algunos maestros chamanes (esta vez de carne y hueso) y, aunque considera que ese camino no es el más adecuado para la forma mentis del hombre occidental, extrae de ellos útiles enseñanzas.
En Lugano, Ennio alcanza el grado 12, la última iniciación rosacruz, y en esa ocasión se encuentra con su Maestro personal.
El Maestro lo mira como si quisiera escudriñar su alma, le mira fijamente a los ojos y luego desaparece, dejándole decepcionado y erróneamente convencido de que no ha sido aceptado.
Habla de ello con sus instructores y se da cuenta de que ninguno de ellos ha llegado nunca a ese nivel.
El Maestro que se le apareció es un desconocido para él y sólo más tarde, «por casualidad», ve su rostro retratado junto con el de algunos otros Maestros, en un libro que encuentra en un tenderete. Naturalmente, lo compra.
Es el Maestro Lahiri Mahasaya, un discípulo de Babaji, que vivió en Oriente, y que continúa apareciéndosele después, alternando con los otros del retrato.
En este punto termina su camino con los Rosacruces. Le han dado una educación principalmente cultural, reduciéndose al mínimo la enseñanza esotérica de la escuela, salvo las ceremonias iniciáticas, que no se explicaban. Había mucho aparato y poca sustancia.
Pero estas cosas le empujaron como un resorte y, sobre todo, le llevaron a Suiza.
Lugano era un punto obligado en su camino, su Maestro se encargó de que llegara allí en el momento oportuno.
«Solía ir a las reuniones adecuadas», dice Ennio, «iba a los lugares adecuados,… ahí empezó todo. Conocí a una señora que me allanó el camino y me presentó a la gente conveniente. Ahí empezó todo».
Ella le presenta a gente, gente que le ayuda para que pueda empezar a hacer sus primeras sesiones como instructor, ahora siempre individualmente, para experimentar en otros el camino que le había hecho hacer, a lo largo del tiempo, su Subconsciente.
De nuevo a través de las personas que conoció en Suiza, entró en contacto con una asociación esotérica americana llamada BOTA, «The Builders of the Adytum», (en italiano I Costruttori del Tempio [interiore]), Los constructores del templo (interior), y, tras su encargo, comenzó a traducir para los estudiantes italianos los fascículos que esa escuela enviaba a sus alumnos franceses.
Realiza el trabajo en poco tiempo, tal y como le han pedido. Ha sido agotador, pero ha enriquecido su conocimiento con las cuatro ciencias herméticas: Alquimia, Tarot, Cábala y Astrología y le permite ordenar las distintas piezas de la visión esotérico-hermética del mundo.
En esos años, Ennio aún no es lo que se llama un «maestro realizado», es decir, la transición de su Maestro personal al Maestro Cósmico, con su identificación con Él, es una transformación que aún no se ha producido. Pero ayudar a los demás también acelera su camino.
Finalmente, a los setenta años, Ennio es un Maestro.
Gracias a sus intereses, inicialmente culturales, pero surgidos de lo más profundo de su ser, a sus estudios, a su meditación sostenida por una férrea voluntad de seguir adelante, sin la ayuda de un instructor externo, lo que era su tarea en esta encarnación, la última como ser humano, se ha cumplido.
Ahora también puede mostrar a los demás, de manera total, la vía iniciática del «Camino Espiritual».
4
Y ahora
que he cumplido esta vida
me miro a mí mismo
como desde fuera
para admirar
la Gran Obra
en mí realizada
gracias a Ti, Mi Señor.
Es un edificio inmenso y poderoso,
eterno e inmortal,
una divinidad entre los mortales
presente en varios mundos
para manifestar, en Tu Servicio,
Tu Gloria en la creación
para poder sanar y armonizar todas las cosas
eliminando la torpeza
de las mentes humanas
el único desorden actual en esta tierra
entre tanto orden en el universo.
Notas:
1 2 Cuadernos de Ennio d’Alba. Impresos por el A., los Cuadernos apoyan las sesiones vivenciales, y son 42 en número.
3 Ennio d’Alba – volumen 1: Il risveglio della divinità nell’uomo: la via dell’amore-conoscenza – Roma: Fermenti, 1988; Ennio d’Alba – volumen 2. Il risveglio del divino nell’uomo. La realizzazione: sistemi iniziatici operativi – Roma: Fermenti, 1997.
4 El poema es de Ennio d’Alba.